21 sept 2010

Luna Negra. Cap.1: Abanicos emplumados


 Abanicos emplumados, sedas suaves y serpenteantes, la danza continuaba, y la fiesta no cesaba en el reino de Fedoroa.  Sin embargo a la reina Veroca no parecía entusiasmarle las magistral melodía de sus instrumentos de cuerda favoritos, las bailarinas de ojos hipnotizantes capaces de seducir a cualquier extraño eran algo ordinario en aquel reino dónde la belleza y la ostentanción estaban a la orden del día.  Nunca es tarde en el reino, no existen los horarios ni los agobios..o quizás sí en una de sus almas. Veroca puso los brazos sobre sus piernas y las criadas enseguida apartaron las enormes plumas con las que la abanicaban para dejar paso a su salida, el largo vestido acariciaba la fría piedra turquesa del palacio en el camino hacia sus aposentos. Allí cogió un pequeño un espejo, lo miró y lo estrelló contra el suelo sin vacilar, en poco menos de unos segundos  varias criadas aparecieron en la habitación.
-¿Majestad se encuentra bien? ¿Sucede algo?
-Haced venir a Darema.
Con una breve reverencia tres de las cuatro las bellas damas hicieron desvanecer sus pasos mientras una recogía los restos cristalinos. Una sombra cubrió a la reina.
-Majestad…
-Supongo que una agente como tú de mi reino…ya habrá oído hablar de los rumores  de cierta cortesana que no conoce la piedad ni el honor…
-¿Os referías a aquella conocida como Luna Negra?
-Bien sabéis a quién me refiero…sé que nuestros lazos con otros reinos han sido fruto de cuidadosas precauciones y consejos hacia esa…individua…pero no puedo seguir esperando a que algo malo pueda suceder sin haber hecho nada.
-Majestad no sería conveniente intentar…-Replicó la sirvienta que limpiaba los cristales.
-¡Silencio!- Dijo Veroca alzando la voz apoyándose en su tocador con sus manos- resulta increíble la osadía de una criada hacia la dama que regenta el reino que os da vida…
-Majestad yo no quería…-volviendo a replicar.
-Hay quién no aprende ¿cierto…? Bien…Darema.-La mano de la reina acariciaba la suave mejilla de la agente mientras cruzaban una mirada cómplice y perversa- Ve a ejercer tu arte y…puedes llevarte a nuestra insubordinada para ayudarte en tus planes…
Esta vez la criada no pronunció vocablo, Darema colocó su turbante de seda ocultando de nuevo su rostro y como si de un cuervo se tratase desapareció del lugar con la criada.

1 comentario:

  1. Woooo, es cortito!!!! Son como mini-capítulos.
    Me ha gustado =D (sólo tienes que corregir algún que otro fallo de gramática xD pero na')

    Voy a seguir leyendoooo *_*

    ResponderEliminar